Puerto de Cartagena, motor de desarrollo
La directora de Élite Murcia, Amanda Aquino, me pide que escriba unas líneas en la edición de este número de la revista para hablar del Puerto de Cartagena. Lo cierto es que hablar del puerto de Cartagena es hablar de la historia de la ciudad, ya que siempre han ido de la mano; en los buenos momentos, de expansión y desarrollo y en los episodios más oscuros y trágicos de su pasado.

Como había que empezar por algún sitio, he pensado que una manera de acercar este enclave natural a los lectores es hacer un poco de historia para saber de dónde partimos.
Si nos remontamos a los tiempos de Roma, el puerto de Cartago Nova fue clave en el esplendor de la ciudad y de todo el Mediterráneo, no solo en la faceta comercial, sino también en la geopolítica y militar. Y así podríamos seguir repasando capítulos posteriores como la llegada de los bizantinos, los visigodos o la dominación árabe…
En la Edad Media, cuando Alfonso Xl creó la Orden de Santa María de España para la defensa naval de la Corona de Castilla decidió establecer en Cartagena su sede principal y ya con los Reyes Católicos se intensificó el carácter militar del puerto que alcanzó su momento más importante con las fortificaciones y construcciones, militares en tiempos de Carlos III.
Por no hablar de la industria naviera que, junto con todos los oficios auxiliares, se convirtió durante siglos en la actividad más importante que hizo despegar la economía, la población y a la propia ciudad.
A finales del siglo XIX llegó una profunda transformación del puerto con la construcción de los diques de Curra y Navidad y del muelle de Alfonso XII, lo que impulsó aún más al comercio marítimo, que junto con las actividades mineras de La Unión, supuso la llegada del esplendor del modernismo y la construcción de magníficos edificios, algunos de ellos diseñados por los más prestigiosos arquitectos de la época.
Ya a mediados del siglo XX tenemos que poner nuestra mirada en el Valle de Escombreras, donde se instaló la primera refinería de petróleo de toda España y donde se levantaron los primeros muelles en su dársena.
La actividad industrial de Escombreras ha sido tal que con el paso del tiempo ha supuesto una transformación del lugar tal, que ha convertido la zona en un polo industrial de gran valor para toda la Región y para el mediterráneo.

A principios de la década de los años 90, del pasado siglo, la ciudad logró, por fin, diseñar su apertura al mar, con el derribo de tinglados y con el traslado a otros lugares del puerto de la actividad más ‘sucia’, creando así un lugar idóneo para el turismo y el ocio a escasos metros del Palacio Consistorial y la calle Mayor.
El puerto ha resurgido industrialmente y también turísticamente, consolidando plaza de paso de los cruceros más importantes del mundo. Sirva como dato que en este primer trimestre del año habrán hecho escala en la ciudad cerca de 18.000 cruceristas a bordo de 12 buques.
Con la apertura de la ciudad al mar llegaron también los espacios lúdicos y de uso cultural. Sobre el aparcamiento subterráneo situado junto al mar se encuentran proyectos de edificios comerciales, zonas ajardinadas y una dársena para embarcaciones deportivas. Tampoco podemos olvidarnos de la presencia del Museo Nacional de Arqueología Subacuática (ARQUA) y el Auditorio y Centro de Congresos, que ya son iconos de la cultura y el arte.

Si nos paramos en los datos puramente portuarios, Cartagena ha cerrado este pasado año 2022 convirtiéndose en el cuarto puerto de España, moviendo 36,6 millones de toneladas y tomando distancia en el ranking de los puertos gracias al impulso y al crecimiento de su tráfico de gráneles sólidos y líquidos. Por delante quedan proyectos en los que la Autoridad Portuaria debe avanzar para garantizar el desarrollo de infraestructuras para otros cincuenta años como son la Zona de Actuaciones Logísticas (ZAL) el nuevo muelle Barlomar, la reordenación urbana del Espalmador y Peñarroya y las actuaciones encaminadas a una total integración Puerto-Ciudad.
Por último, debemos hacer hoy hincapié en la fortaleza de la construcción naval con Navantia al frente, con los nuevos submarinos de la clase S-80, la revolución energética del combustible verde que lidera Repsol en Escombreras o el turismo; nuevas palancas económicas que acompañan a la buena salud del puerto de Cartagena, cuya vida e historia siguen estado ligadas a la vida y a la historia de la ciudad milenaria hoy, si cabe, más que nunca.