Salud y bienestar como valor estratégico empresarial

11 julio 2022
Un artículo de María Meseguer | Experta en innovación y emprendimiento social

¿Quién no ha oído hablar sobre el bienestar y la felicidad laboral?

Al plantear este tema, un colega me recomendó no meterme en este charco, seguramente con buen criterio y sabiendo como sabe que me gustan los charcos, sobre todo si meterme en ellos contribuye a cambiar en alguien la percepción de cuestiones que suelen ser controvertidas, están en el día a día de las empresas y necesariamente deben formar parte de sus estrategias de sostenibilidad.

Desde 2019 tengo la suerte de coliderar junto a mis compañeros Alejnadro Evlampiev y Fran Martinez, el único programa de la radio española dedicado exclusivamente a la divulgación de la Responsabilidad Social Corporativa, la Sostenibilidad y los aspectos ASG, “Radio Social Corporativa”

Por nuestros micrófonos han pasado más de 150 líderes empresariales y profesionales muy solventes, conscientes de su responsabilidad, de que vivimos un cambio de paradigma que requiere de adaptación y compromiso por su parte.

Todos sin excepción han expresado su convencimiento de que para sobrevivir y desarrollarse en un contexto como el actual, caracterizado por los cambios constantes, la incertidumbre, la complejidad y la movilidad, las organizaciones necesitan contar con empleados motivados y, por qué no decirlo, psicológicamente sanos.

Y no es un tema menor, sortear los momentos más duros de la pandemia y lo que hemos vivido durante este tiempo, ha hecho mella en todos y supone un problema, también para las empresas y organizaciones.

 

Son distintos los aspectos que debemos tener en cuenta, para llegar a la conclusión de que la salud y el bienestar del empleado ha pasado a ser un valor estratégico para las empresas.

El Foro Económico Mundial de Davos sitúa la salud mental como el sexto riesgo global para el 2022 y uno de los elementos que más se ha deteriorado desde que empezó la pandemia de la Covid-19.

En base a la encuesta realizada por este Foro a casi 1.000 expertos, líderes mundiales y académicos, hay una “omnipresencia” de las dolencias o trastornos de salud mental a nivel mundial impactando “gravemente” en el bienestar, la cohesión social y la productividad laboral.Por lo tanto, parece que promover una convivencia saludable en organizaciones y empresas, proporciona una buena calidad de vida laboral, lo que repercute directamente en la salud de sus empleados.

Porque una empresa saludable contribuye a que sus empleados, y por extensión su círculo de influencia, sean más felices y vivan de manera más equilibrada.

A su vez, los empleados felices, cuidados y vinculados a los valores y la misión de la empresa, son más productivos y contribuyen a un clima laboral eficiente y productivo. Dando lugar a ese “círculo virtuoso” generador de crecimiento y prosperidad.

Pues bien, a pesar de que estos argumentos son avalados por los resultados de las empresas que, por convicción, por estrategia o por ambas cuestiones, desarrollan políticas en pro del bienestar y la felicidad laboral de sus empleados, todavía existen voces disonantes dentro del mundo empresarial.

Quien no ha oído lo de … “bastante hago con asumir todos los riesgos y dar trabajo, para que, encima tenga que divertir a mis empleados.”

Pues mire usted, más le vale.

Si una de las claves de la sostenibilidad empresarial pasa por escuchar y atender las demandas y expectativas de los grupos de interés. Los empleados deberían ser el primero en cualquier empresa u organización, su activo más preciado.

Mejor ponerse las pilas y alinearles con los objetivos de la propia organización desde el cuidado y el bienestar.

A veces parece que olvidamos que estamos hablamos de personas, de todos y cada uno de nosotros que, como nos dice M. Seligman, padre de la psicología positiva, necesitamos para estar bien y dar lo mejor de nosotros mismos

  • sentir emociones positivas,
  • implicarnos en la actividad laboral,
  • realizar actividades que tengan sentido para la sociedad,
  • establecer relaciones positivas y
  • orientar nuestras acciones para conseguir logros.

Estudios recientes a nivel global arrojan datos que deberían hacernos reflexionar.

Durante la pandemia aproximadamente el 2% de trabajadores han renunciado, 36% mencionaron que sí tuvieran los medios económicos renunciarían en ese momento, 44% ha realizado búsqueda de nuevos empleos.

En algunos países anglosajones, “la “Gran Renuncia” está causando verdaderos dolores de cabeza a gobiernos y empresas.

Y es que la situación vivida nos ha hecho conscientes de que el tiempo vale mucho. Ahora la flexibilidad en los horarios laborales, un mayor reconocimiento por parte de las organizaciones, cuidar nuestra salud física y mental y encontrar en el trabajo parte de la felicidad personal se han convertido en valores clave para gran parte de los trabajadores, sobre todo millennials, generación Z, cuadros intermedios y directivos.

Estos mismos estudios se atreven a definir esta situación como “fenómeno imparable vinculado a una nueva era en la cultura de trabajo”.

Por todo ello, es preceptivo que las empresa y organizaciones pongan en marcha y afiancen políticas de bienestar corporativo que ofrezcan y faciliten a sus trabajadores las condiciones y procesos de trabajo adecuadas para lograr el despliegue de sus fortalezas individuales y grupales, y conducir su desempeño hacia metas organizacionales sustentables y sostenibles, construyendo un activo intangible difícilmente imitable que genere una ventaja competitiva: la Felicidad laboral de su cliente más importante, el interno.

Es decir, aquella percepción personal y subjetiva de los empleados de sus niveles de bienestar, plenitud y prosperidad en el trabajo que a su vez será un importante indicador del nivel de bienestar corporativo, con impacto directo en aspectos tan importantes como la reducción del absentismo laboral, la mejora de la imagen de la compañía y su valor reputacional, la atracción y fidelización del talento o el aumento de la motivación e implicación de empleados y colaboradores.

Llegados a este punto me parece importante señalar que, como en cualquier relación humana, la responsabilidad es compartida y hace falta mucha honestidad y valentía.

Como empleados, será complicado sentirnos bien en un puesto de trabajo si no es nuestro sitio. Esto entra dentro de nuestra coherencia y responsabilidad personal.

Saber si el puesto de trabajo que desempeñamos en un empresa u organización da respuesta a nuestros intereses, si nuestros valores y objetivos están alineados con los valores y objetivos corporativos o si nuestros talentos y habilidades son los adecuados para dar respuesta a lo que el puesto nos demanda, son aspectos clave de los que nos tenemos que responsabilizar si queremos desarrollarnos de manera sana y saludable tanto personal como profesionalmente.

Como siempre decimos, hagamos cada uno nuestra parte para conseguir vivir de manera próspera, feliz y saludable, sumando esfuerzos y voluntades para hacer de este mundo un lugar mejor para todos.

 

El éxito no es la clave de la felicidad. La felicidad es la clave del éxito. Si amas lo que haces, tendrás éxito

(Albert Schweitzer. 1875-1965. Médico, filósofo y teólogo)


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